En sólo seis décadas, la cantidad de adultos mayores de 60 años en la Argentina pasó de 1 millón a 7 millones. Especialistas reflexionaron en diálogo con Télam sobre los desafíos para dar respuestas que atiendan la heterogeneidad de las vejeces en una sociedad que privilegia el ser o parecer joven.
Argentina es uno de los cuatro países con mayor proporción de población envejecida en la región, con más de 7 millones de personas mayores de 60 años, una condición demográfica que, según proyecciones, escalará a uno de cada cuatro argentinos en 2050, un fenómeno que especialistas se resisten a ver como un «problema sociodemográfico» y reflexionan sobre los desafíos y estrategias necesarias para dar respuestas que atiendan la heterogeneidad de las vejeces.
Aunque a un ritmo menos acelerado que otros países del mundo y de la región, Argentina empezó hace algunas décadas atrás este sostenido camino hacia el envejecimiento poblacional, que obliga a Estados y comunidades a dar ciertos debates generalmente postergados por discusiones de corto plazo.
El demógrafo e investigador del Conicet en el Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (Ciecs) de Córdoba, Enrique Peláez, aseguró que se trata de «uno de los mayores logros de la historia de la humanidad, pero también uno de los mayores desafíos».